Parece que en este siglo, la arquitectura está llegando a lugares y formas de abordar el trabajo, que hasta ahora no habian interesado.
En las últimas década, pocos sectores de las sociedades avanzadas, se han preocupado de mirar atrás, el ansia de tener más en menos tiempo, ha llevado a los proyectistas a un crear un paisaje estandarizado, donde para nada importaban las necesidades de los habitantes del lugar donde se construía.
En los últimos años ha vuelto la cordura, y varios profesionales han dedicado tiempo y esfuerzo en llevar a cabo obras, e incluso ciudades, 100% sostenibles en lugares desfavorecidos donde los recursos y el dinero son escasos.
Desarrollo de Masdar, en Abu Dhabi. Normarn Fortes
Reconocidos profesionales como Norman Foster, con su proyecto de ciudad amurallada en el desierto, o el ultimo Pritzker Shigeru Ban, con su catedral de cartón en Nueva Zelanda, consiguen acercar lo bueno de la arquitectura a zonas desfavorecidas, dotándoles de servicios que van más allá de la supervivencia.
Disfrutar de espacios con sombra y patios en pleno desierto, o tener la posibilidad de hacer celebraciones y practicar deporte en una gran plaza, en lugares donde escasea el espacio por la aglomeración de viviendas precarias, ya es posible.
Catedral construida en Nueva Zelanda por Shigeru, Ban.
Está claro que el perfil característico de una arquitectura culta, rigurosa y funcional, también quiere y puede ser humanista.
Colegio Santa Elena de Piedritas. Perú
http://bit.ly/1lKs99G
La escuela Girubuntu, en Kigali (Ruanda). Michael Murphy
http://www.massdesigngroup.org/