Polos opuestos y dispares son los que forman las mejores parejas, se complementan y enriquecen el uno al otro.
Esta realidad ocurre en todas las facetas de la vida, no solo en lo material también en el arte, y más concretamente en la arquitectura.
Tradición y modernidad han terminado por ir de la mano en todo tipo de construcciones, ni siquiera lugares tan históricos y sagrados como los conventos o iglesias, se resisten a este matrimonio.